Juan Pedro Aparicio Knihy

El español no suele ser xenófobo; más bien, a menudo siente horror por sus compatriotas, incluso llegando al rechazo de sí mismo. Un chiste sobre pueblos europeos ilustra este comportamiento: mientras los ingleses observan sin mover un músculo, los franceses animan a su campeón ruidosamente, los italianos lo empujan con artimañas, y los españoles lo sostienen de los pies para impedir su ascenso. Este desamor hacia España busca entender la incomodidad de sentirse español y sus posibles causas. Historiadores e intelectuales han sugerido que este particularismo podría tener raíces en la Edad Media. Solo el pasado nos ayuda a comprender el presente, que el discurso tradicional ha presentado como una simple acumulación de datos y hechos indiscutibles. Para acercarnos a nuestro ayer histórico, es necesario, como decía Ortega y Gasset, “desprendernos de esas ideas ineptas y, a menudo, grotescas que ocupan nuestras cabezas”. Este ensayo pretende contribuir a esa reflexión.