La autobiografía intelectual de Enrique Krauze, el pensador liberal más leído de Latinoamérica Una biografía intelectual no es la biografía de la vida privada. Es la historia de una formación en la que intervienen muchos factores, muchas presencias y escenarios: escuelas, experiencias, viajes y, sobre todo, lecturas. La vida intelectual sigue la trayectoria de las ideas en el tiempo, de ideas encarnadas en una persona y, fundamentalmente, en el diálogo que ha mantenido con figuras tutelares, maestros, colegas, amigos. Así se hilvana una biografía intelectual: conversando con abuelos, mentores, compañeros de tantas batallas, autores admirados. Conversando en el café más que en las aulas. Y conversando con los libros. Fascinado por las vidas de tantos mexicanos y latinoamericanos eminentes, por comprenderlas y narrarlas, Enrique Krauze no había abordado su propio quehacer como historiador, editor, ensayista y crítico del poder. Hasta ahora. A partir de una serie de conversaciones con José María Lassalle, el autor ofrece su libro más íntimo y revelador: Spinoza en el Parque México.
Enrique Krauze Knihy
Tento autor, jehož práce se pohybuje na pomezí historie a esejistiky, je ředitelem nakladatelství Clío a kulturního časopisu Letras Libres. Jeho psaní se ponořuje do hlubin mexické a latinskoamerické historie a kultury, přičemž se vyznačuje bystrou analýzou a pečlivým zkoumáním minulosti. Prostřednictvím svých esejů a editorské práce přispívá k obohacení intelektuálního diskurzu, zkoumá složité společenské otázky a nabízí čtenářům nové pohledy na historické události. Jeho odbornost a hluboké porozumění tématu z něj činí významnou postavu v oblasti historiografie a literární kultury.


Biografía del poder, centrada en la historia mexicana de la primera mitad del siglo XX, constituye el segundo tomo de una trilogía que empezó con Siglo de caudillos (Andanzas 207), que ganó en 1993 el VI Premio Comillas y que culminará con un tercer volumen dedicado a la historia más reciente del poder en México, desde 1940 hasta nuestros días. Según palabras de Enrique Krauze, «la Revolución mexicana tiene aún un prestigio mítico, un aura religiosa. El pasado no ha pasado; entenderlo es la única manera de superarlo». Cierto momento de la historia de México pareció reconciliar pasado, presente y futuro: la Revolución mexicana (1910-1940); en realidad, expresaba la tensión de un país desgarrado entre su cultura tradicional indígena, católica, española—y una apremiante vocación de modernidad. A diferencia de otras revoluciones, la mexicana se organizó en torno a los carismáticos personajes que la guiaron: el espiritista Madero, prefiguración mexicana de Gandhi; el legendario Zapata, anarquista natural en busca de un paraíso mítico; el terrible Pancho Villa, sediento de sangre y justicia; el patriarca Carranza, que encauzó la lucha por vías constitucionales; el invicto general Obregón, enamorado de la muerte; el severo general Calles, reformista implacable, enemigo de la Iglesia católica; y el humanitario presidente Lázaro Cárdenas, militar con sayal de franciscano. A todos los impulsaba una similar vocación mesiánica, el deseo de liberar, educar, proteger, redimir al pueblo. Esta actitud, tan tentadora como peligrosa, no parece haber muerto.